SANTO DOMINGO, RD.- Luego del colapso del gobierno en Nepal, los jóvenes de la Generación Z que durante semanas protagonizaron protestas en las calles, ahora han dado un giro en su forma de manifestarse: han pasado de la confrontación a la solidaridad y la acción comunitaria.
En distintos barrios de la capital, grupos de voluntarios en su mayoría estudiantes y jóvenes profesionales se han organizado para limpiar escombros, pintar murales, repartir alimentos y colaborar en la reconstrucción de infraestructuras básicas afectadas por los disturbios.
“Queremos demostrar que nuestra lucha no solo es contra un sistema político corrupto, sino también a favor de un futuro mejor para todos”, expresó una de las voluntarias a medios locales, mientras recogía basura en una de las avenidas principales de Katmandú.
De la indignación a la esperanza
Los analistas señalan que este movimiento juvenil refleja un cambio profundo en la manera en que las nuevas generaciones entienden el activismo político: no solo como protesta, sino como una responsabilidad social activa.
Las imágenes de jóvenes armados con escobas, guantes y herramientas de trabajo han inundado las redes sociales, generando reacciones positivas dentro y fuera de Nepal. Incluso líderes comunitarios y autoridades locales han reconocido la labor de la juventud, calificándola como un ejemplo de resiliencia y compromiso cívico.
Un desafío para el futuro
El movimiento plantea interrogantes sobre el rumbo político del país, pero también abre la puerta a un debate sobre el rol de la juventud en la reconstrucción social tras las crisis. Para muchos nepalíes, la energía y la organización espontánea de la Generación Z podrían convertirse en un factor decisivo en la transformación de Nepal.
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